RESUMEN
“Escuchar a los muertos” es una preocupación presente desde el surgimiento de la historia como conocimiento del pasado. La historiografía, desde su tradición helénica, creó un universo teórico de “escucharlos con los ojos” y una práctica metodológica de “oír con los ojos”. En esta larga trayectoria, la escucha del mundo y de los hombres se hizo secundaria por la presencia hegemónica de la mirada, de la escritura y de la lectura. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, esa relación se alteró profundamente, principalmente con el surgimiento de los registros mecánicos y después electrónicos de los sonidos, la posibilidad de su reproducción más allá del momento de su creación y emisión original, y con el aparecimiento de inúmeras probabilidades de propagarlo a distancia. Ese cambio auditivo rápidamente se integró a la vida cotidiana del hombre contemporáneo, y se volvió preocupación de algunos campos del conocimiento, pero permaneció distante de la historiografía. Sólo actualmente la historiografía se ha interesado en “escuchar a los muertos” y al pasado con sus propios “oídos”, así como también se ha cuestionado sobre cómo escucharlos con los “oídos prestados”. Este artículo pretende justamente discutir aspectos de esa trayectoria e introducir cuestiones y algunos dilemas historiográficos relacionados al universo de los sonidos, de las escuchas y de la música.
Palabras clave:
historiografía; historiadores; escuchas; sonidos; música